¡Bares, qué lugares! Modernos, tradicionales, internacionales, temáticos. La lista en Zaragoza es innumerable y en ella todavía siguen sobresaliendo los de toda la vida. Esos establecimientos que, con el paso de los años, aún conservan un aroma propio que conquista a todas las generaciones.
Se llaman de muchas formas. Bares viejos, «de toda la vida», tascas o por su propio nombre de pila. Como Casa Manolo, lugar donde se empezó a redactar nuestra Constitución Española. En ellos conviven parroquianos más adultos con jóvenes que han encontrado en este tipo de establecimientos un lugar en el que refugiarse de la artificialidad. Con su particular griterío y un aroma que recuerda a casa, en estos bares la cocina minimalista y de vanguardia no está de moda. En ellos no veras nitrógeno líquido, ni esferificaciones, ni emplatados dignos de exponer en un museo.
Al igual que una máquina del tiempo, estos bares transportan al puchero de la abuela, a nuestro pueblo, a la comida de toda la vida. Así, para los que aún sean asiduos a estos establecimientos castizos, os proponemos un viaje por aquellos bares de Zaragoza que conquistaron y siguen conquistando a esos amantes de la barra.
Bar Amblas
Sus techos altos, botellas de vermú en la barra y una antigua nevera coronada con la Virgen del Pilar te transportan a una película en blanco y negro. Del Amblas podrás salir bien comido y bebido con su vermú casero, sus tapas y raciones clásicas, torreznos, morro y madejas. No obstante, sus parroquianos hablan de sus salmueras y las croquetas de cocido como las reinas de la carta.
Calle Caspe, 61
976 33 25 33
El Gallizo
El Gallizo es otro de los paraísos de los castizos. Decorado con la barra de azulejos, al más puro estilo ‘Cuéntame cómo pasó’, ofrece unas tapas con un sabor muy tradicional: tacos picantes de pollo y carne picada, calamares, vinagrillo y una de las mejores tortillas de patata de la ciudad. Este templo de la fritura hará que los platos minimalistas queden relegados a un segundo plano.
Calle San Lorenzo, 44
645 50 37 27
Casa Rodri
El universo de las latas encontró su lugar en Zaragoza de la mano de Casa Rodri. En él, nada más entrar, el camarero te preguntará por la cantidad de pan que quieres para tu bocadillo de latas, y acto seguido, procederá a rellenarlo de la lata que más te guste: la hay de anchoas, boquerones, mejillones, chipirones, escabeche y un largo etcétera. Y es que este toque bizarro en la cocina se acrecienta con la bebida, y es que en Casa Rodri es uno de los pocos lugares de Zaragoza en el que puedes pedir un porrón.
Calle de Desiderio Escosura, 15
976 55 51 83
Casa Paricio
En Zaragoza, el vino es considerado una reliquia. De eso bien sabe la Casa Paricio. El restaurante, con un siglo de historia, hizo del vino a granel una de las señas de identidad. Su aroma castizo también se aprecia en su rica variedad de tapas de pescado, entre las que sobresalen sus anchoas preparadas como marcas la tradición, o sus crujientes bocas de bacalao recién hechas.
Calle Coso, 188
976 29 33 41
La Bodega del General
Ubicada en el barrio de la Universidad, el bar ha sido bautizado como uno de los imprescindibles en la capital aragonesa. Sus paredes, sobre las que cuelgan pósteres históricos, embutidos, jamones y curados, hablan de una cocina de toda la vida: bocadillos de panceta con tomate y queso, su ensalada de tomate y atún en escabeche, madejas, su Morloncho (un plato de morcilla, longaniza y chorizo), navajas a la plancha… Y una de sus especialidades, las patatas asadas, bañadas en aceite, con ajo perejil, vinagre y sal. Una delicia para el paladar en una tasca que, casi entrados en la segunda década del 2000, conserva el encanto de los años 70 u 80.
Calle Catania, 5
976 35 16 51
Casa Agustín
El recorrido por esta Zaragoza de bares de toda la vida tiene otra parada obligatoria, concretamente en la Avenida de Madrid. Decorada con paredes de madera y barriles alineados, las cañas, con la cantidad suficiente de espuma y el cuerpo adecuado, se consideran la antesala de su gastronomía. Y es que sus famosas anchoas en salmuera o el manojo de ajos tiernos fritos son una religión.
Calle Jordana, 6
Bar Fausto
Como bar para saborear un poco más Zaragoza, Fausto es toda una delicia. Comenzó como una pequeña bodega –aún se puede comprar vino a granel- y generación tras generación se ha ido especializando en la cocina de toda la vida, haciendo de las anchoas bañadas en aceite y ajo su icono. Su particularidad viene de su simpatía por la innovación. Lo moderno y lo castizo conviven en su gastronomía gracias a la croqueta de vinagrillos, una de sus recetas mejor guardadas.
Calle Jesús, 26
976 29 32 68
Bar Navarro
En la calle Echegaray descansa este popular bar de toda la vida. “Anchoa de 10”, “pedazo de anchoa”, “salmuera número 1” hablan de él sus comensales en Trip Advisor. Y es que son precisamente esas anchoas en salmuera, además de sus croquetas, caracoles, chipirones en su tinta o embutidos las que le dotan de ese estilo ‘old school’ aliñado con calidad y sabor.
Calle Echegaray, 1
Bar Bonanza
El Bar Bonanza fue considerado cuna de reunión de los artistas y literatos de los años 60 y 80. Su estilo bohemio todavía rezuma por cada esquina. A día de hoy, sus paredes siguen conservando el aroma de los viejos tiempos, atrapado en las obras del ya fallecido Manolo García Maya. En su cocina, el olor de casa se siente gracias a sus bocadillos, sus raciones de jamón y queso, embutidos, croquetas y ensaladas. Entre sus estrellas: los bocadillos de tortilla al gusto (morcillas, longaniza…)
Calle Refugio, 4
Bar Jauja
Ubicado en Casablanca desde el 26 de diciembre de 1972, el Jauja es un bar que ha ido pasando de padres a hijos. Cogiendo el legado de sus progenitores, Óscar y Raquel Serrano llevan las riendas de este establecimiento que tiene como plato estrella el Jaujín: un bocadillo de tortilla de patata, con buena cantidad de mayonesa y un ligero toque picante. Una delicia para los paladares, pero no la única. Sus menús caseros, con chispas de innovación, presentes en sus crujientes y hojaldres, lo han convertido en toda una institución en este barrio zaragozano.
Calle Embarcadero, 2
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