En la barra del bar Cervino podemos encontrar una amplia variedad de pinchos, desde las tapas más tradicionales hasta suculentos montaditos o propuestas más modernas, como croquetas de longaniza con Coca-Cola.
El Bar Cervino es uno de los clásicos de Zaragoza. Desde que abrió sus puertas en 1979 ha sabido hacerse un hueco en el mapa de la gastronomía zaragozana y, sobre todo, del barrio de La Almozara, donde es uno de los bares más populares. Cuesta hacerse un hueco en su barra, pero merece la pena acomodarse en cualquier esquina del bar para disfrutar de su variadas tapas y montaditos.
El Cervino podría ser también uno de los bares de referencia en cuanto a croquetas, y es que en su barra nunca falta un amplio surtido de sabores. «Tenemos más de 50 variedades de croquetas», afirma Jaime Escamez, camarero del establecimiento. Y es que, son muchos los que se acercan hasta La Almozara desde otros puntos de la ciudad para disfrutar de ellas: «Nos piden de todos los sabores. Desde la típica de jamón, hasta la de longaniza con coca-cola, ternasco, oreja picante, cabrales…», asegura Jaime.
Las paredes del Cervino están decoradas a base de recuerdos. Desde visitas de actores como Imanol Arias y Juan Echanove, hasta los diferentes trofeos que han conseguido a lo largo de los años gracias a una de sus especialidades, el Ternasco de Aragón. Sin duda alguna el montadito de ternasco, huevo de codorniz y foie es uno de los más solicitados. «También nos piden mucho el de solomillo o el foie a la plancha». Pero alejados de los productos más tradicionales, entre los carteles que anuncian los productos que podemos disfrutar en el Cervino encontramos el lagarto ibérico. «Se trata de un corte del cerdo que se extrae de entre las costillas y el lomo de la que se saca una carne muy jugosa», explica Jaime.
Como no puede ser de otra forma, para disfrutar de sus sabrosas tapas, disponen de una amplia carta de vinos. «Ofrecemos vinos por copas e intentamos cambiarlos cada mes y medio para que la gente pueda probar de todo tipo». Y es que, una de las claves del Cervino es saber ofrecer variedad sin perder las tradiciones, por lo que en cada estación van cambiando las raciones o tapas según los productos de temporada.