Este histórico establecimiento se ha convertido en un icono intergeneracional de los amantes de los bares auténticos. Sus bocadillos de panceta, su plancha, su ensalada de tomate o sus patatas asadas siguen conquistando a todo aquel que se atreve a adentrarse en un lugar casi anacrónico.
Si vas a La Bodega del General no esperes una decoración de revista ni esferificaciones hechas con alginato. En este bar, situado en la calle de Catania, 5 (junto al Parque Grande y Fernando el Católico), no encontrarás propuestas pretenciosas ni instagrammers retratando con cuidado cada plato. Eso sí, descubrirás un lugar auténtico (poco ha cambiado desde que abrió sus puertas, en 1979) en el que podrás disfrutar de una especie de viaje en el tiempo y de una gran oferta que demuestra que muchas veces lo más sencillo es lo mejor. Sus paredes están repletas de embutidos colgando, fotos antiguas, calendarios, pósteres históricos (véase el de la plantilla ganadora de la Recopa ante el Arsenal en el 95) y de carteles con los diferentes platos que sirven, lo más parecido a una carta que se puede encontrar en este local, que ya se ha convertido en un icono intergeneracional, un auténtico punto de peregrinaje para los amantes de los bares de toda la vida.
Bocadillo de panceta con tomate y queso + patatas asadas = 😍😍😍
Si te decides a cruzar la puerta de esta especie de máquina del tiempo que resiste impasible al paso de los años con una clientela muy variada, no puedes perderte sus patatas asadas (los sábados por la tarde no hacen), regadas con un aceite con ajo, perejil, vinagre y sal; ni sus madejas; ni sus bocadillos de panceta con tomate y queso (si quieres probar más cosas es mejor compartirlos)… Pero tampoco su ensalada de tomate y atún en escabeche (también lleva pimiento, puntas de espárrago y olivas), que muchos consideran una de las mejores que se pueden probar en Zaragoza. Ni sus embutidos a la plancha (Ojo al Morloncho: plato de morcilla, longaniza y chorizo), ni sus mariscos a la plancha, sobre todo sus navajas y berberechos. En fin, que hay tantas cosas que merecen la pena que, si vas, te quedarás con ganas de más y volverás.
Eso sí, ten en cuenta que muchos días, sobre todo los fines de semana, es complicado conseguir hacerse con una de sus mesas altas y una banqueta para sentarse. Si no, otra buena opción es tratar de conquistar unos centímetros de su amplia barra, que recorre todo el fondo del local. Aunque en sus paredes también advierten de su peculiar horario («Abrimos cuando llegamos; cerramos cuando nos vamos; si vienes y no estamos, es que no coincidimos»), lo cierto es que es fácil encontrarles cualquier día de la semana (excepto el martes, cuando cierran por descanso) tanto a mediodía como para las cenas.
🗺📍 Calle de Catania, 5
☎ 976 35 16 51
⌚ De miércoles a lunes: 12:00–16:00 y 19:30–24:00. Martes: cerrado