¿Sabes en qué rincón de España se elaboró chocolate a la taza por primera vez en Europa? La respuesta es en el Monasterio de Piedra, en la Comarca de Calatayud, gracias a la receta de un monje cisterciense.
Es cierto que el origen del cacao está en América Central con las civilizaciones azteca y maya, pero… ¿Dónde se elaboró por primera vez en Europa un chocolate a la taza? Aunque este producto ya había llegado antes a España, no fue hasta 1534 cuando se elaboró este producto derivado del cacao, al que se le añadía azúcar, canela y vainilla, ya que su amargor original era difícil de aceptar para los europeos.
Todo empezó cuando un monje del Cister, Fray Jerónimo de Aguilar, acompañó a Hernán Cortés en su viaje a México y decidió enviar el primer saco de semillas de cacao junto con la receta al abad del Monasterio de Piedra, Antonio de Álvaro. Se trataba de la receta del cacao líquido, algo parecido a lo que hoy conocemos como chocolate a la taza, ya que el chocolate permaneció en estado líquido, como bebida, hasta bien avanzado el siglo XIX. Y, según parece, los monjes de este monasterio, hoy en día famoso por el parque natural que lo rodea, fueron los primeros en probar esta delicia que ha llegado hasta nuestros tiempos.
Entre otros documentos históricos conservados hay una carta donde Hernán Cortés hacía referencia a la mitología azteca: “El chocolate es el alimento de los dioses”. Cuenta la leyenda que el dios Quetzalcoatl regaló a los hombres el árbol del cacao antes de ser expulsados del paraíso. Con este fruto divino, los hombres adquirían fuerza y vigor. Sin embargo en la cultura española, no hay ninguna referencia del cacao hasta una carta de Cortés que data del año 1520. En ese documento se refiere a este manjar como una fruta con almendras, que en tierras mexicanas «venden molida» y que usan por moneda para algunos pagos, como símbolo de importancia que concedían los aztecas a estos granos.
«Cuando uno lo sorbe, puede viajar toda una jornada sin cansarse y sin tener necesidad de alimentarse».
Hernán Cortés
En cambio, Cristóbal Colón no reparó en aquella bebida “cuasi sagrada”. Pero se tiene constancia historiográfica de cómo los religiosos de la congregación de Zaragoza sí supieron aprovechar el poder calórico del chocolate para soportar sus ayunos y conservar fuerzas para trabajar y lo adaptaron a sus necesidades. También se confirma que algunos monasterios tenían reservada una pequeña estancia situada sobre los claustros llamada ‘chocolatería’ donde los frailes colocaban la fogata para paladear aquel producto procedente de las Américas.
Otros de los datos curiosos son el nombre y sabor de este dulce. El nombre original de esta bebida era «xocolatl». Los aztecas preparaban este líquido a partir de haba de cacao y o mezclaban con hierbas, pimienta y otras especias como guindilla o chile. El objetivo era conseguir un líquido espeso, oscuro y espumoso para beberlo frío o caliente. En Zaragoza, los monjes se decantaban por un sabor más dulce y solían mezclarlo con vainilla, azúcar y canela.
Si quieres saber más acerca de este dulce, puedes visitar la exposición “Historia del chocolate” en el Monasterio de Piedra.