La Pollería San Pablo es un pequeño local que, con sus sencillas pero originales elaboraciones, se ha hecho un hueco en el barrio de El Gancho, una zona que lleva tiempo floreciendo al calor de creativos y emprendedores.
La Pollería San Pablo (Calle San Pablo, 28-30) se ha convertido en uno de los bares de moda en la zona de El Gancho, donde este pequeño bar con pinta de pollería y espíritu de tasca ha conquistado los amantes de la originalidad. Con el mostrador de la antigua pollería como gran reclamo, Pablo Soler y Raúl Posac sacan provecho a la pequeña cocina del local, en la que tratan de sacar el máximo provecho de cada producto con una termomix, una pequeña parrilla eléctrica y un microondas como únicos aliados. ¿Es posible lograr una oferta gastronómica de calidad con tan pocos medios? Estos dos jóvenes están demostrando que sí, y la respuesta de sus clientes, muchos de ellos incondicionales, es la mejor prueba de que están logrando exprimir al máximo su imaginación para conquistar el paladar de cada vez más zaragozanos.
No es para menos, ya que Soler decidió emprender su propia aventura tras haber pasado por algunos de los mejores restaurantes de Europa, entre ellos varios con Estrella Michelin, mientras que Posac es un enamorado de las tascas y bares de toda la vida, como ya ha demostrado en su web El Guardabares, en la que recopilan algunos de los establecimientos más auténticos de Zaragoza. Ese es el espíritu que ha tratado de trasladar a la Pollería San Pablo, un bar que mezcla a la perfección la tradición del respeto al producto con la modernidad de los toques exóticos o mezclas sorprendentes que se pueden encontrar en cada uno de sus bocados.
Si por algo se han hecho famosos durante esta primera etapa de su vida es por sus bollos y pequeños bocatas, un guiño a la comida de toda la vida y a esa comida urbana que se puede comer de pie en cualquier sitio acompañada de una caña o un vermú. Tienen algunos fijos, como el de pollo o el de chipirón, pero es fácil que si vas te encuentres alguna nueva y sorprendente combinación, por lo que es recomendable hacerles una visita cada poco tiempo.
Su propuesta, muy centrada en el producto y el aprovechamiento de los recursos, también está muy ligada a las elaboraciones tradicionales, como los adobos, las salmueras o los encurtidos, otro guiño a la esencia de los bares de toda la vida.
Los fines de semana, con la actividad que surge alrededor de eventos como el Mercado de Las Armas o el Mercado del Cierzo, es complicado encontrar un sitio en la pequeña pollería, que suele agotar sus existencias, y es entre semana, cuando el local está más tranquilo, cuando aprovechan para experimentar con nuevas creaciones que se pueden ver, cómo no, en la vitrina de la antigua tienda.
🗺📍 Calle San Pablo, 28-30