Crea tu propia ficción y móntate un día fuera de casa como si estuvieras viendo la nieve en el Pirineo pero sin necesidad de llevar cadenas.
Estamos todos deseando ver caer los copos de nieve al otro lado del cristal, con ese halo tan romántico que se le queda a la ciudad cuando cuajan sobre los tejados y parece, de repente, que nos hemos trasladado al Pirineo sin salir de casa. Pero ¿por qué no salir de casa para hacerlo todavía más especial? Para crearnos la ilusión de que estamos en otro lugar, de que hemos podido viajar; para recordarnos a nosotros mismos que siempre tenemos la oportunidad de disfrutar de las pequeñas cosas, de aprovechar un fenómeno tan natural como es una nevada, para crearnos nuestros propios momentos especiales.
Para darte ideas, hemos escogido 7 lugares desde donde, a través de los ventanales, podrás contemplar cómo la nieve se va posando en los parques, jardines y cornisas bien refugiado en sus comedores, con la chimenea o la calefacción a tope para contrastar los grados bajo cero que, seguro, va a hacer en el exterior.
Lateral Cesar Augusto Hotel Inside
Reserva una mesa de las que están pegadas a los amplios ventanales del restaurante de este hotel que jamás dirías que antes era el Corona de Aragón. Es más, si puedes, sube al Rooftop a ver la piscina helada y asómate a ver toda la ciudad desde arriba. Eso sí, ¡cuidado de no resbalarte con la madera nevada! Una tabla de quesos con payoyo, pata de mulo, vidiago y azul y otra tabla de embutidos, y a empapar un buen vino de Aragón. ¡Ay, no, que no tienen! Vaya por Dios, pues una botella de champán y a brindar por la vida.
Merendero Cabezo Buenavista
Poca gente conoce este merendero del Parque Grande que, para tu solaz, tiene chimenea y, más que la merienda, te puedes calzar un ternasco asado con patatas panadera (por encargo) o un chuletón a la brasa, maridado con un 8.0.1 de Cariñena, que está buenísimo. Y nada, ahí, a verlas venir hasta que os dé la neura de salir a tirar bolas de nieve, que es lo que hemos hecho toda la vida en el parque.
Nómada
Los copos cayendo sobre la plaza y tú comiéndote unos huevos nómadas mientras ves nevar y pasar el tranvía por la plaza de San Francisco… Podría ser Budapest, pero es Zaragoza, así que también te puedes tomar unas impresionantes croquetas líquidas de jamón y una Ámbar fresquita, que apetece incluso a bajo cero.
Restaurante Aura
Nada mejor que las cristaleras del Aura para ver nevar con el Ebro en primer plano y toda la vegetación de la Ribera blanqueando la estampa con la Basílica del Pilar de fondo del decorado. Para este fin de semana, ofrecen un menú con una pinta exquisita por 35 euros con los vinos aragoneses incluidos, así que, a gozar.
Novodabo
Un buen capricho te puedes dar de comer en este estupendo restaurante mientras ves la plaza Aragón con un manto de nieve que te teletransportará al pasado, a esas fotos en blanco y negro que parecían postales de Navidad pintadas a mano. Si se te da bien el dibujo, échale un tiento después de comerte unas cebollas asadas con crema de coliflor, ajetes, caviar de algas y salsa de boletus y unas albóndigas de la abuela Pilar, o alguno de sus dos menús de 25 y 44’95 euros, en el salón de arriba, que está al 30% del aforo, o en La Terrazita, para los más aguerridos.
Café Nolasco
Pocas plazas hay más románticas en Zaragoza que la Plaza Nolasco y, para contemplarla al completo, la mejor perspectiva es la de los ventanales de esta cafetería donde también se puede tapear y comer, o zamparse una tarta con un café a media tarde, viendo los copos caer, caer y caer.
Restaurante Quema
No queríamos dejar de mencionar este espacio privilegiado que está en la terraza del museo Pablo Serrano, desde donde las vistas de toda la ciudad blanqueada son espectaculares, pero básicamente porque queremos que vuelva a abrir, que se pase todo esto y podamos volver a ir.
Artículo escrito por Yolanda Gil (La Tilde Comunicación)